Las Paridas de La Guarida: siete años después

Siete años…

Han pasado siete años (y varios días) desde que “Las Paridas de La Guarida” dio sus primeros pasos…

Sí, recuerdo que comencé porque quería volver a dibujar después de tanto tiempo sin hacerlo, y porque vi a dos personas, Mirian “Nixarim” y Defriki, colgando sus propias tiras en la Red. Aún no sabía lo que era WEE (Webcómics En Español), Subcultura ni siquiera era un proyecto… Pero esas dos personas en concreto me inspiraron, y empecé a colgar unas peculiares páginas en las que yo mismo y varios de mis personajes teníamos una extraña convivencia.

Los comienzos nunca son fáciles, y muchas veces ni siquiera son bonitos. Aquellas páginas, vistas ahora, son feas. Y están llenas de errores de los que ahora me avergonzaría, de no ser porque los considero parte del aprendizaje. Es el webcómic primerizo típico de hace siete años, el de “voy a hacer un webcómic, y en él saldré yo, y…”, es el webcómic de referencias a cada cual más oscura y de cameos a cada cual… bueno, en fin, creo que todos sabemos qué ha pasado con los cameos en este webcómic y las risas que nos hemos echado a costa de ellos.

Y también fue un webcómic que iba evolucionando. Los pequeños chistes (unos con gracia, otros con menos suerte) de una panda de tarados en un piso dieron lugar a todo un vecindario con estrellas invitadas, unas con más presencia que otras. Y dieron lugar también a historias un poco más largas, a veces buscando el punchline, otras simplemente tratando de demostrar que esto era más que chistes: eran chistes y personajes. Y una historia.

Iba a contar una historia. Se me fue, por desgracia, de las manos, puesto que había que planificar algo que comenzó siendo una improvisación tras otra. El cacao de personajes, de situaciones y demás empezaba a afectar a este webcómic y a cómo lo veía yo.

Fue durante mi periplo Erasmus en tierras suecas donde comenzó la saga de “La Boda”, donde me planteé que todo esto debería llegar algún día a su fin. Las sagas de “Paridas en Tokyo” y “Síndrome Cerebus” comenzaron a gestarse en aquel entonces. Quería planificar bastante, que todo fuese progresivo… pero, nuevamente, muchas cosas (que si falta de tiempo, que si hastío…) hicieron mella…

… Y encima esa obsesión por terminar fue la que hirió gravemente, y me atrevería a decir de muerte, a este webcómic.

Puede que en lo gráfico fuese mejorando (solo hay que ver las páginas desde el principio para darse cuenta), aprendiendo a base de golpes, por supuesto. Pero eran la parte narrativa y la historia las que se resentían, por esa obsesión de que terminara el webcómic algún día. Era casi como si considerase que este webcómic era una carga, que no era la diversión que tenía al principio.

Así es como me sentía hasta que decidí acelerar al final. Entonces me di cuenta de lo que había hecho. De que yo mismo me había puesto en mente que debía acabar, de que de verdad que sí, que era una carga. Y resulta que estas últimas páginas en estos meses las he disfrutado. Me he dado cuenta de que, aunque imperfecto, tenía un pequeño tesoro que yo mismo había creado.

Y lo siguiente que voy a decir no lo digo en plan “soy un llorica” o “quiero llamar vuestra atención”… Pero seamos sinceros: fui un idiota por tener esa obsesión con terminar el webcómic. Eso llevó a lo que llevó. Ahora bien: ¿tengo que lamentarme y llorar por las esquinas? No. Todos aprendemos de nuestros errores, ese fue el mío y aquí estoy, admitiéndolo y aprendiendo de ello.

Es curioso también decir que aunque el webcómic estuviese herido de muerte, sus personajes cobraban más y más vida. Es increíble la garra que pueden sacar en las páginas moribundas, cómo ellos mandaban ese mensaje de que, aunque terminara, no habría forma de olvidarse de ellos.

Creo que fueron estos personajes buena parte de lo que hizo que siguiera con más fuerza, y que si iba realmente a darle un final a este webcómic, que no fuese una muerte penosa, sino una digna. Esas fuerzas han dado lugar a esas epifanías, a esos mini-epílogos y a este final, en general.

He aprendido bastante en mi paso por este webcómic, pero sé que todavía quedan más cosas que aprender. Reconozco mis errores, muchas veces he pecado de ser demasiado humilde y duro conmigo mismo, y me peleo por corregir mis fallos, o al menos por hacerlos menos evidentes en el camino a una perfección que nunca llegará, pero a la que uno quiere acercarse…

… Si bien la belleza de la imperfección está en que puedes seguir puliendo y que luzca mejor.

Y ¿podría decir que he dejado un legado? No sé si me corresponde decirlo. Sé de gente que, gracias a mí, ahora está en esto de los webcómics. Sé de gente que me ve como un pionero, o al menos un miembro de una Vieja Guardia. Pero ¿hasta dónde he marcado a otros? ¿Qué les he ofrecido, aparte de chistes, personajes, referencias y cameos? Tal vez inspiración, un rato para despejarse. Sea lo que sea, ahí está y ahí quedará.

Ahora bien… ¿Qué me deparará el futuro? Aunque tengo planes, también quiero que me sorprenda ese futuro.
¿Qué haré con las cosas pendientes fuera de este webcómic? Terminarlas. Y decidir qué hacer después, puesto que quiero algo más de tiempo para mis propias cosas o, al menos, que si quieren ocupar mi tiempo me den una buena razón para ello.
¿Cuándo tendrán Clara y Lucas su oportunidad de lucirse en su propio webcómic, aunque no sean los Clara y Lucas que habéis visto hasta ahora (al menos, no enteramente)? Llegará cuando deba.

Mientras tanto, miro hacia atrás, hacia lo que ha sido “Las Paridas de La Guarida”. Miro a esos personajes. A la sensatez de Sekhmet, a la presencia de Clara, al noviazgo de Sacmis (quien al final ha acabado cayéndome bien) y Pymie, a la hijaputez de Mike, a la locura continua que es Monty… A los momentos, buenos y malos, que me han brindado, que yo he plasmado, y que vosotros habéis disfrutado, o mirado con indiferencia, u observado con el ceño fruncido.

Porque vosotros sois también parte de lo que ha sido esta experiencia, lectores. Los que habéis estado desde el principio y llegado al final, los que os habéis rendido a mitad del camino por culpa del cacao que se ha formado, los que habéis llegado nuevos, los que nunca dieron un duro por este webcómic… Todos, con vuestras palabras y actos, habéis aportado algo. Y por ello os estoy agradecido.

Tomo los bártulos artísticos y ahora miro al horizonte. Como digo, quiero que el futuro me sorprenda aunque tenga mis ideas al respecto. Puede que descanse de la actividad webcomiquera durante una temporada. Planificar, dibujar otras cosas, cerrar alguna que otra puerta más mientras abro otras… y ver qué sale de todo eso.

Gracias, de verdad.

Gracias, lectores.

Y gracias, “Las Paridas de La Guarida”.